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Doctrinas Fundamentales - El estado de los muertos

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El estado de los muertos

Mas allá de lo que dicen las Sagradas Escrituras, nada podemos tomar por seguro, sobre todo, cuando hablamos del estado de los muertos. La Palabra de Yahweh nos dice: "Porque los que viven saben que han de morir, pero los muertos nada saben" (Ecles. 9:5).

En realidad, el estado de los muertos no es un misterio por cuanto se establece claramente la condición de ellos al morir, pero sí es un misterio el momento de la resurrección, ya que algunos resucitarán para luego morir en condenación eterna, mientras que otros resucitarán con cuerpos glorificados.

El mensaje que Saulo le dio a los Corintios respecto al estado de los muertos, dice: "Mas ahora Yahshúa ha resucitado de los muertos; primicia de los que durmieron es hecho" (1 Cor. 15:20). El apóstol compara la muerte con el sueño. Su enseñanza está a tono con lo que había dicho el Maestro cuando Lázaro murió: "Lázaro nuestro amigo duerme; mas voy a despertarle del sueño" (Juan 11:11). Esta aseveración del Maestro de comparar la muerte con el acto de dormir, es una comparación que no sólo es apropiada debido a la inconsciencia de los muertos, sino también a su esperanza de despertar por medio de la resurrección cuando el Mesías vuelva (Salmo 13:3).

En realidad, estar muerto es entrar en el cese de todas las actividades vitales, por lo tanto, la muerte es lo contrario a la vida (Deut. 30:15, 19). La Sagrada Escritura demuestra que los muertos no tienen conciencia de nada en absoluto. Las misma Palabra del Eterno, refiriéndose a la resurrección del Mesías dice que Él fue primicia de los que durmieron (1 Cor. 15:20).

La muerte es, pues, la cesación de la vida física mediante la separación del cuerpo y el soplo de vida. Esto se comprende a cabalidad por medio de los dichos de las Sagradas Escrituras que nos dan datos específicos del estado en que se encuentran los muertos. En Job 14:12 dice lo siguiente: "Así el hombre, muriendo, queda inerte y expirado, ¿dónde está?". David contesta lo siguiente: "Pues en la muerte no se hace memoria de ti y en el Seol, ¿quien te alabará? (Salmo 6:6). El Salmo 115:17 dice: "No son los muertos los que alabarán a Yahweh, ni cuantos bajaron a la región del silencio". Sobre la condición del ser humano después de la muerte, el Salmo 104:29 dice: "Si tú escondes tu rostro, se conturban, si les quitas el espíritu, expiran y vuelven al polvo". "Sale su espíritu y torna a la tierra, y en ese día perecen todos sus designios" (Salmo 146:4).  Para que nuestro cuerpo torne al polvo en cumplimiento de los sagrados escritos, tiene que descomponerse naturalmente o sea ser sepultado, no cremado.

Otro escritor añade: "Pues los vivos saben que han de morir, mas los muertos nada saben y ya no esperan recompensa, habiéndose perdido ya su memoria, amor, odio, envidia. Para ellos ya todo se acabó; no tendrán jamás parte alguna en lo que sucede debajo del sol. Y se torne al polvo de la tierra que antes era y retorne a Yahweh el espíritu que Él le dio." (Ecles. 9:5-6, 12:7).

Todos estos escritos están cónsonos que la muerte es una entera separación del espíritu y el cuerpo, quedando el cuerpo destinado a convertirse en polvo en el sepulcro donde es sepultado. Al morir el hombre, entra de inmediato en un estado de inconsciencia. Sus pensamientos y sentimientos dejan de ser. En ese estado de inactividad y silencio permanecerá hasta el día en que sea resucitado por Yahshúa, para vida eterna o para juicio. No os maravilléis de esto, porque llega la hora en que cuantos están en los sepulcros oirán su voz y saldrán. Los que han obrado el bien, para la resurrección de la vida y los que han obrado el mal, para la resurrección del juicio" (Juan 5:28-29).

Del lugar en que quedó el hombre al morir, de ahí ha de resucitar. "¡Despertad y cantad moradores del polvo! porque tu rocío cual rocío de hortalizas, (será), y la tierra echará los muertos" (Isa. 26:19). Job aportó a este asunto cuando dijo: "¡Oh, quién me diese que me escondieses en el sepulcro, que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, que me pusieses plazo y de mí te acordaras! Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi mutación. Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo y después de desecha esta mi piel, aún he de ver en carne a Yahweh. Si yo espero, el sepulcro es mi casa; haré mi cama en la obscuridad" (Job. 14:13-14 y 19:25).

Todos los santos del pasado no han recibido la recompensa de la resurrección para vida eterna. Todavía permanecen en estado de inconsciencia hasta el día de la manifestación de nuestro Salvador Yahshúa. "Y éstos, con ser recomendables por su fe, no alcanzaron la promesa, porque Yahweh tenía previsto algo mejor sobre nosotros, para que sin nosotros, no llegasen ellos a la perfección. Pero cada uno en su propio rango: las primicias, el Mesías, luego, los del Mesías cuando él venga" (Hebreos 11:39-40 y, 1 Cor. 15:23).

Tanto los santos como los malvados, al morir, entran en ese estado inerte de inconsciencia, hasta que el Mesías venga y levante a sus escogidos para vida eterna en la primera resurrección. Luego será la resurrección final de los malvados, de todos los que hicieron y permanecieron en la iniquidad. Éstos recibirán justa paga de retribución. "Porque es menester que los hombres mueran una vez y después el juicio" (Heb. 9:27).  Si al morir los buenos van al cielo y los malos al lago de fuego, pregúntese, ¿para qué un juicio, si ya están juzgados?


Fundamento Escritural

La muerte entró en el mundo por el pecado. Rom. 5:12

Acontece a todos los hombres. Ecle. 8:8

Yahweh la determinó. Job 14:5, Deut. 32:39

Se describe como un sueño. Deut. 31:16, Juan 11:11

Se describe como un lugar de donde no hay regreso. Job 16:22

Es la separación del espíritu y el cuerpo. Hech. 5:10

Es retornar al polvo. Gen. 3:19

No hay consciencia después de la muerte. Ecle. 9:5, Ecle. 3:20

Nadie puede escapar de la muerte. Salmo 49:11-12

Los muertos serán juzgados. Heb. 9:27

Los muertos resucitarán, unos para vida eterna y otros para juicio. Juan 5:28-29