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Doctrinas Fundamentales - La oración

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La oración

La oración es un acto fundamental en la vida del creyente. Es el momento del diálogo del hombre con su Creador. Es el momento de adorarle y presentarle sus peticiones. La oración es el medio de comunicación entre el Creador y el hombre. La oración tiene que ser presentada a Yahweh en el nombre de Yahshúa. Siendo Yahshúa el sumo pontífice del creyente, está sentado a la diestra de Yahweh, intercediendo por los fieles. Toda oración que sea hecha a Yahweh, en el nombre del Mesías, tiene que llenar los requisitos que el Eterno establece en su Palabra. Saulo, hablando acerca de la oración, dice: "por nada os inquietéis, sino que en todo tiempo, en la oración y en la plegaria, sean presentes a Yahweh vuestras peticiones de acción de gracias" (Filipenses 4:6).

A través de la oración se dialoga con Yahweh, se glorifica su santo nombre, se expresa agradecimiento por las bendiciones recibidas y se le manifiestan todas nuestras necesidades e inquietudes. El Eterno obrará, según su voluntad, a favor del hombre y le suplirá todas sus necesidades conforme a sus muchas riquezas en gloria. La devoción y la oración tienen que ser parte íntegra de la vida de un creyente. Siempre debe haber tiempo para la oración.

En las últimas instrucciones de Yahshúa a sus discípulos, éste les indicó que toda oración dirigida al Padre Celestial tenía que ser presentada en su nombre. "Y lo que pidiereis al Padre en mí, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo; Si me pidiereis alguna cosa en mi nombre, yo lo haré". Para que la oración del creyente sea eficaz, tiene que ser hecha siguiendo el orden que nuestro Salvador especificó: "Cuanto pidiereis al Padre, os los dará en mi nombre; hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre, pedid y recibiréis" (Juan 16:23-24).

Hay que orar en el nombre de Yahshúa porque Él ha sido constituido como el mediador entre el Eterno y los hombres. Por eso Saulo dijo, "Porque uno es Yahweh, uno también el mediador entre el Eterno y los hombres, Yahshúa el Mesías" (1 Timoteo 2:5). Añadió también, "Por lo tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Yahshúa el hijo de Yahweh, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos pues, confiadamente al trono de la gracia, a fin de recibir misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:14-16).

Siendo la oración el medio de comunicación entre el Eterno y sus criaturas, para ser oída y contestada, tiene que llenar ciertos requisitos que claramente establece la Palabra de Yahweh. El primero: "toda oración tiene que ser hecha en plena certidumbre de fe", conforme a Hebreos 10:22; que debe hacerse "sin labios de engaño", (Salmo 17:1); y, que el adorador debe hacer la oración "sin ira ni contienda", (1 Timoteo 2:8). No se agrada Yahweh de aquel que ora sin tener "voluntad para perdonar", (Mateo 6:12). Agrada a Yahweh la oración que se hace con humildad "y humillación", (1 Cron. 12:7). No debemos pasar por alto que cuando oremos debemos hacerlo con "perseverancia", (Efesios 6:18).

Hay algunos creyentes que apenas ponen un pie en el suelo, al levantarse, ya están pidiendo.  Reconocemos que la oración debe ser espontánea y es muy personal, pero aun así al igual que una carta tiene sus partes (encabezamiento, cuerpo y despedida) y cada quien escribe una carta con contenido diferente, así mismo es la oración.  Una oración efectiva empieza alabando al Padre (santificado sea tu nombre Mateo 6:9) dando gracias por todo lo recibido de su mano (el pan nuestro de cada día Mateo 6:11) pidiendo perdón por nuestras faltas y entregándole nuestra vida (y perdona nuestras deudas Mateo 6:12) y luego solicitando nuestras peticiones personales.

Para que la oración sea efectiva, ésta debe ir acompañada de "confesión", (Neh. 1:4-11); de "arrepentimiento", (1 Reyes 8:33); de "llanto", (Jer. 31:9); "de ayuno", (Dan .9:3); y "de obediencia",     (Juan 9:31).

Las Sagradas Escrituras no especifican una actitud o posición física determinada para llevar a cabo la oración. Hay varios ejemplos de cómo oraban los hombres y mujeres delante de Yahweh. Posterior al destierro, los que habitaban fuera de Jerusalem oraban vueltos hacia la ciudad santa y hacia el templo,  (1 Rey. 8:44-48; Dan. 6:11). Algunos oraban de pie, (Neh. 9:2, Luc. 19:1). Otros oraban de rodillas,  (Dan.6: 10; Efes. 2:14). Había quienes oraban en la cama en días de angustia o de enfermedad, (Salmo 4:4). Otros oraban con el rostro inclinado hasta tocar el suelo con sus frentes (Dan. 10:9, Mateo 26:39).

En cuanto al tiempo para orar, las Escrituras señalan que había hombres que oraban, por lo menos, tres veces al día, (Salmo 55:17, Daniel 6:10). Sin embargo, la actitud del espíritu del que ora es más importante que la hora, el lugar, la posición del cuerpo, o las fórmulas.  Recordemos que un corazón contrito y humillado no despreciará jamás Yahweh (Salmo 51:17 u.p.).


Fundamento Escritural

Moisés y Aarón oraron postrados sobre sus rostros. Núm. 20:6

Josué también se postró para orar. Josué 5:14

Moisés oró en secreto cuarenta días y sus noches. Deut. 9:25

Samuel oró toda una noche por Saúl. 1 Sam. 15:11

Se debe orar en secreto. Mateo 6:6

Pedro oraba al medio día. Hechos 10:9

Cornelio oraba a las tres de la tarde. Hechos 10:30

Yahshúa oraba cuando aún estaba obscuro. Marcos 1:35

Yahshúa también oraba en el monte. Marcos 6:46

Yahshúa pasaba la noche orando. Lucas 6:12

Debemos pedir al Padre en el nombre de Yahshúa. Juan 16:23-24

Tenemos a Yahshúa como mediador. Hebr. 7:25, Hebr. 4: 14-16