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Doctrinas Fundamentales - Profecías y señales de cumplimiento

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Profecías y señales de cumplimiento

Las profecías de los Sagrados Escritos fueron dadas por hombres santos e inspirados por el Espíritu Santo de Yahweh. Yahshúa profetizó sobre las persecuciones de los creyentes, de la destrucción de Jerusalén y sobre las señales de su venida. El fin de la profecía es hacer entender al creyente el tiempo en que vive en relación con la segunda venida de Yahshúa.

Entendemos por profecía los "acontecimientos futuros revelados por adelantado", es decir, que los hombres escogidos por el Eterno dieron a conocer aquellas cosas que estaban en los planes del Creador por medio del poder de su Espíritu Santo (2 Pedro 1:21). David, hablando sobre su experiencia como profeta del Altísimo dijo: "El Espíritu de Yahweh habla por mí y sus palabras están sobre mi lengua" (2 Samuel 23:2). Este dicho de David tiene que ser el sentir de todos los santos y verdaderos profetas del Eterno que profetizaron de eventos ya acontecidos y otros que están por acontecer.

En todos ellos, la Palabra de Yahweh fue en sus labios y hablaron por la inspiración absoluta del Espíritu Santo. Saulo dijo, "Muchas veces y en muchas maneras habló Yahweh en otro tiempo a nuestros padres por el ministerio de los profetas" (Heb. 1:1). Por la evidencia mencionada, concluimos que fue Yahweh el que, a través de su Espíritu Santo, habló al pueblo de Israel utilizando diferentes profetas en diferentes épocas.

El advenimiento del Mesías como profeta fue predicho por Moisés cuando dijo: "Yo les suscitaré de en medio de sus hermanos un profeta como tú. Pondré en su boca mis palabras y Él les comunicará todo cuanto yo le mande. Quien no escuchare las palabras que Él dirá en mi Nombre, yo le pediré cuenta"  (Deut. 18:18-19). Nuestro Salvador no sólo vino a nuestro mundo a morir por los pecados de la humanidad, sino que también vino a declarar con amplitud la sana doctrina del Padre. "Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado. Quien quisiere hacer la voluntad de Él, conocerá si mi doctrina es de Yahweh o es mía" (Juan 7:16-17). Añadió, "Porque yo no he hablado de mí mismo; el Padre mismo que me ha enviado, es quien me mandó lo que he de decir y hablar (Juan 12:49). En el libro a los Hebreos, capítulo 1 y versos 1 y 2, nos dice: "Habiendo hablado Yahweh en otros tiempos a los padres por los profetas, últimamente en estos días, nos habló por su Hijo".

Yahshúa es reconocido como el príncipe de los profetas. Profetizó su propia muerte y resurrección  (Mateo 16:21). Profetizó sobre el cerco y la destrucción de Jerusalem (Lucas 19:41-44 y 21:20-24). Advirtió sobre la destrucción del templo (Mateo 24:1-2). Profetizó extensamente sobre las señales de su segunda venida (Mateo 24:3-41).

La profecía notifica al creyente sobre el tiempo que vive. Mucho de lo que ocurre en el mundo religioso, físico y social de la actualidad es cumplimiento de las profecías de los Sagrados Escritos que nos revelan que el advenimiento del Mesías está muy cerca. Sobre el mundo religioso nos dice la Sagrada Escritura:" Pero el Espíritu claramente dice así: que en los últimos tiempos apostatarán algunos de la fe, dando oídos al espíritu de error y a las enseñanzas de demonios, de embaucadores, hipócritas, de cauterizada conciencia" (1 Tim. 4:1-2). Pues vendrá tiempo en que no sufrirán la sana doctrina, antes teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus pasiones y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas" (2 Timoteo 4:3-4). Es una perfecta descripción de lo que está sucediendo en el mundo religioso. Han dejado la Palabra del Eterno para establecer sus propios sistemas de enseñanzas completamente extrañas y distantes de lo que enseñan los Sagrados Escritos.

Profetizando sobre la condición del mundo social y su conducta, el libro Sagrado nos dice: "También debes saber esto; que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.  Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Yahweh, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita." (2 Tim. 3:1-5). "Por esto los entregó Yahweh a los deseos de su corazón, a la impureza con que deshonran sus propios cuerpos, por lo cual los entregó Yahweh a las pasiones vergonzosas, pues las mujeres mudaron el uso natural en uso contra naturaleza; e igualmente los varones, dejando el uso natural de la mujer, se abrazaron en la concupiscencia de unos con otros; los varones con los varones, cometiendo torpezas y recibiendo en sí mismo el pago debido a su extravío. Y como no procuraron conocer a Yahweh, Él los entregó a su réprobo sentir, que los lleva a cometer torpezas y a llenarse de toda injusticia, malicia, avaricia, maldad; llenos de envidia, dados al homicidio, a contiendas, a engaños, a malignidad; chismosos o calumniadores, abominadores de Yahweh, ultrajadores, orgullosos, fanfarrones, inventores de maldades, rebeldes a los padres, insensatos, desleales, despiadados, implacables, los cuales conociendo la sentencia de Yahweh, que quienes tales cosas hacen son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que consienten a los que las hacen" (Rom. 1:24, 26-32).

Las citas que anteceden describen a cabalidad la conducta del hombre en estos últimos días y la leve justicia que se le aplica a los malhechores en el tribunal de los hombres. Toda profecía llega al hombre de parte del Eterno con el propósito de prevenirle y señalarle las cosas que han de venir y así darle oportunidad para que se arrepienta y pueda salvarse de una total destrucción. El proverbista nos dice: "El sabio ve el mal y se esconde, pero el necio pasa y recibe el daño" (Prov. 22:3).

A parte de lo que ya hemos señalado, la profecía le es dada al hombre para manifestarle la veracidad de la Palabra del Eterno. Está escrito: "Sin profecía el pueblo va desenfrenado, pero el que guarda la ley, dichoso es" (Prov. 29:18). Viendo el hombre que las profecías hasta sus días se han cumplido, no debería tener obstáculo alguno para aceptar y creer que las mismas anuncian el fin de todas las cosas. Lo que Yahweh ha dicho por sus profetas se habrá de cumplir fielmente, pues "No es Yahweh un hombre para que mienta, ni hijo de hombre para arrepentirse. Lo ha dicho Él, ¿y no hará? Lo ha prometido, ¿y no lo mantendrá?"   (Núm. 23:19).


Fundamento Escritural

Yahweh revela sus secretos por medio de sus siervos los Profetas. Amós 3:7

Los secretos de Yahweh son para los que le temen. Salmo 25:14

Hombres escogidos de Yahweh han dado a conocer los planes de Yahweh mediante el Espíritu Santo. 2 Ped. 1:21

Yahweh habló a nuestros padres a través de los profetas. Heb. 1:1-2

Yahshúa, además de nuestro Salvador fue anunciado como profeta. Deut. 18:18-19

Yahshúa habló en nombre del Padre Celestial. Juan 12:49

Yahshúa profetizó de su muerte y resurrección, de su venida, etc. Mat. 16:21, Mat. 24: 4-14

La profecía notifica al creyente sobre el tiempo que vive. 1 Tim. 4:1-2, 2 Tim. 4:3-4

La conducta humana hoy día es que a lo bueno le llaman malo y a lo malo bueno.  Rom. 1:24, 26-32

Sin la profecía el pueblo se desorienta. Prov. 29:18